La medida ha sido anunciada este fin de semana por el primer ministro centrista, Sigmundur Gunnlaugsson, que dirige el país desde abril. Esta había sido su principal promesa electoral.
La medida se aplicará, hasta un máximo de 24.400 euros, a aquellas familias que tengan un préstamo inmobiliario indexado a la inflación.
“El impacto directo se hará sentir en el 80% de los hogares, sin embargo, todo el país se beneficiará del impacto indirecto de esta medida que impulsará el crecimiento y el poder de compra”, ha asegurado el primer ministro.
La medida empezará a aplicarse a mediados del próximo año y, según responsables del Gobierno, no debería aumentar la deuda pública como han afirmado algunos de los detractores de la medida.
Hasta 2008, año en el que Islandia se vió sumida en una profunda crisis, la mayoría de los préstamos que ofrecían los bancos islandeses estaban indexados a la inflación. Pero la caída de la corona islandesa como consecuencia de la crisis, impulsó la inflación haciendo aumentar también la deuda de las familias.