Este fin de semana ha sido quizás el más violento desde hace dos meses. Además del refuerzo y la llegada de nuevo armamento para los separatistas prorrusos, la ciudad de Donetsk y sus alrededores han sido el escenario de intensos bombardeos y ataques con artillería.
Unos enfrentamientos que se han visto agravados por la entrada en la zona de conflicto de decenas de camiones, tanques y blindados con armamento pesado y sistemas de lanzaderas de misiles. Aunque no lleven ningún identificativo, el Gobierno ucraniano cree que vienen de Rusia.
Kiev considera que la llegada de refuerzos podría deberse o bien a una estrategia por parte de los rebeldes de recuperar los territorios perdidos o bien simplemente para fortalecer la línea fronteriza que separa los dos bandos.
Los que más están sufriendo un conflicto que dura ya siete meses, los habitantes del este, temen que tras el invierno el Ejército emprenda su ofensiva.