Las zonas más apartadas de la capital nepalí, Katmandú, muestran el lado más duro que dejó el terremoto de 7.9 grados en la escala Richter el pasado 25 de abril. Aldeas completas han colapsado, por lo que sus habitantes deben emigrar a otra parte, en busca de refugio, techo, agua y comida. teleSUR