Gases lacrimógenos y cañones de agua en un día con temperaturas bajo cero para dispersar una concentración de activistas kurdos en la ciudad turca de Diyarbakir. Los manifestantes protestaban contra el excesivo uso de la fuerza del Ejército turco en la ofensiva que lanzó hace dos semanas contra militantes del PKK en amplias zonas de la península de Anatolia.
Ankara ha desplegado unos 10.000 soldados apoyados por carros de combate y helicópteros. Los combates han dejado numerosos muertos, más de medio centenar civiles, según el prokurdo partido Democrático de los Pueblos.
En su mensaje a la nación, el presidente turco, Recep Tayip Erdogan, ha afirmado que en el año 2015 el Ejército ha eliminado a más de 3.000 “terroristas” en las operaciones desarrolladas dentro y fuera del país. “Nuestra mayor tristeza es la muerte de 200 miembros de las fuerzas de seguridad así como de ciudadanos fallecidos en esos eventos”.
Según varias ONG, más de 200 guerrilleros del PKK y decenas de civile
