¿Una emoción se puede fabricar, replicar o inducir? Cynthia Breazeal, directora del Grupo de Robótica Personal del Laboratorio de Medios del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), señala que uno de los objetivos de su especialidad es hacer que los robots entiendan a los humanos. Actualmente ya existen diversos prototipos. "El próximo paso es que sean capaces de aprender y ganen en grado de libertad". Un requisito para crear un vínculo emocional entre humanos y robots es la empatía, esa capacidad de ponerse en los zapatos del otro. Para que esto suceda, los robots tendrían que sentir. A decir de Juan Manuel Ibarra, especialista en robótica del Instituto Politécnico Nacional (IPN), "una relación empática entre máquinas y humanos es casi imposible porque ésta requiere individuos de la misma especie, lograr que los robots sientan, respondan e interactúen emocionalmente, lo cual es muy difícil". Sin embargo, Levy sostiene que es posible crear empatía artificial haciendo que los robots aprendan a medir la respuesta psicofisiológica de sus usuarios. Debido a que las emociones humanas (alteraciones del estado de ánimo que resultan agradables o penosas) se pueden expresar mediante cambios fisiológicos como modulación de la voz, evasión o contacto visual, lagrimeo, sonrojo o movimiento de cejas, al lograr que los robots las identifiquen y las imiten, se podría crear una relación emocional entre ambos. "Los robots se ganarán a los humanos haciéndoles favores, dándoles apoyo psicológico, valorando sus opiniones (...) incluso habrá robots terapeutas que ayudarán a fomentar la autoestima de sus usuarios y podrán crear vínculos de afecto e intimidad con ellos", asegura Levy. Señala que muchos piensan que las emociones de los robots no son reales porque son diseñadas y programadas por software, pero él defiende que las emociones humanas no son distintas ya que son controladas (o programadas) por hormonas y neuronas, las cuales pueden influir o crear diversos estados emocionales.