AL ROYAL QUE ABDICA PARA HUIR DEL DESIGNIO DE SU DESTINO, SE LE BUSCA, SE LE CONVIDA Y SE LE APRESTA PARA VOLVER COMO SI ANTES, AUNQUE HAYA INCURRIDO EN PRODIGALIDAD Y DISPENDIO DESORDENADOS DE SU LEGÍTIMA.
Cuánto cierto es que el retiro en la vida nos decubre a nosotros mismos, nos muestra nuestros extravíos al pasar por el mundo, nos muestra la fealdad de los vicios que nos corrompieron, pero también nos ilustra acerca de nuestras virtudes, sucediendo que el propio retiro nos estimula a retornar. El retiro lleva a la soledad y la soledad siempre habla al corazón, más al que se ha conducido como sinvergüenza y sin lealtad a su origen. Juanito Borbón reaparece en la Corte, en pos de un reencuentro con la familia, impostado para el populacho, con el fin de relanzar a la Institucón monárquica. La turbulencia de una huída nunca da sosiego, sino que hay que saber envejecer al ritmo que marca la naturaleza de las cosas. No vale en esto dar oídos al sordo, pensando que oirá y se retirará él de la turbamulta que confunde. Juanito Borbón ha caído en el error de tomar la apariencia por realidad, buscaba vivir dichoso a fuer de alejarse de la vida palatina, que es la de su familia, comer, viajar, liberalizar su conducta golfamente y, sin saberlo, ha aprendido cuál ha sido y cuál seguirá siendo su lugar en la vida. Los falsos bienes no contentan a nadie. Reinar es servir y no servirse ni engolfarse, huyendo de todo y de todos. Ninguna suerte de excusas puede justificar tus negligencias ni tu flojedad Juanito. Véncete del vicio y retorna a la Corte.