Un tema moderno que tiene que ver con las sobreexposiciones que a diario invaden nuestras mentes, y que suponemos que debemos lidiar a diario con ellas. Si ese fuere el caso, Jesús jamas se hubiese expuesto a la tentación, y Dios mismo no tendría absolutamente nada que hablar con el tentador, ni acordar absolutamente nada entre ellos.