En medio de la crisis económica argentina, Gabriel enfrenta el desafío de preservar la botonera que su padre fundó hace más de 50 años. Este negocio, símbolo de esfuerzo y dedicación, resiste en un barrio que alguna vez fue un epicentro textil y ahora se encuentra desierto. La historia refleja no solo la tenacidad familiar, sino también las dificultades del sector textil frente a las importaciones y los cambios económicos.