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Alfonso Rojo: “Los mensajes entre Sánchez, el desaforado hortera y Ábalos, el insaciable putero”

2025-05-12 898 Dailymotion

Quizá alguno de ustedes, sobre todo los que sean de mi quinta, recuerde un programa mítico de TVE titulado ‘Tengo un Libro en las manos’.

Fue en la época en que la televisión se hacía en blanco y negro, sólo había una cadena, cerraban las emisiones al filo de la medianoche con el Himno Nacional y la basura no se había adueñado todavía del Ente Publico.

Pues no tengo un libro en las manos, aunque hoy he recibido el último de Iván Espinosa de los Monteros y el de Fermín Bocos, que vendrán en breve aquí a contarnos si España tiene solución y cuando viajar era algo más que hacer turismo.

Lo que si tengo, para vergüenza de este país antaño tan glorioso, son los mensajes, publicados por El Mundo, que intercambiaban Sánchez, el desaforado hortera y Ábalos, el insaciable putero.

Comprendo perfectamente a Page, Lamban y compadres, que se tragan si pestañear que el marido de Begoña los tilde de ‘hipócritas’, ‘petardos’ y ‘carcoma’.

El miedo y la ambición pesan mucho en los políticos españoles y más si son de izquierdas y van de progres.

Lo que me cuesta un poco mas, es digerir que pueda seguir en La Moncloa semejante macarra.

No me vengan con eso de que nadie resiste la exposición pública de sus conversaciones o tuits y tampoco con la monserga de que se trata de ‘material privado’.

Son los mensajes que intercambiaron entre 2020 y 2021 el ministro más poderoso, que era además número dos del PSOE, y su jefe en el Gobierno y el partido.

Dos tipos que compartían ideas, estrategias e intereses, además de enlaces de redes sociales, emoticonos, chanzas y risas.

Los WhatasApss prueban dos cosas que ya sabíamos.

La primera es que entre Sánchez y Ábalos existía una estrecha intimidad.

El ministro corrupto, casposo y libidinoso, del que ahora reniega el marido de Begoña, era el hombre fuerte del amo del PSOE y su sumiso chico de los recados.

Lo segundo que reflejan estos mensajes es la miseria moral, la cutrez y el despotismo del Nº-1.

Sin maquillaje, sin la careta feminista y verde, sin la sonrisa impostada y la voz de beata, lo que hay es un chulo de discoteca.

Que además, como acabamos de sufrir con el Gran Apagón y seguimos padeciendo en los trenes, es un inepto de tomo y lomo.