Manuel Marín analiza las últimas novedades respecto al caso del hermano de Pedro Sánchez
La juez ha acercado un poco más a David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno, al banquillo de los acusados. Le acusa de prevaricación y de tráfico de influencias por el enchufazo que le permitió tener un trabajo como músico en la Diputación de Badajoz. Un trabajo que apenas ejerció. No sabía ni dónde estaba su despacho ni quiénes eran sus subordinados. Accedió a la plaza a dedo, sencillamente porque el puesto se creó para él. Cobrar sin trabajar. Eso concluye la juez.
Si a eso se suma la maniobra del secretario general del PSOE extremeño, Miguel Ángel Gallardo, para comprarse un aforamiento, puenteando a cinco diputados para ello, el escenario que queda es de todo menos limpio y ejemplarizante. Gallardo y Sánchez quieren forzar que no les juzgue la Audiencia de Badajoz, sino el Tribunal Superior, porque creen que les juzgarán jueces, digamos, más favorables. No hay otra explicación.
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