De todo lo que llevamos hoy en Periodista Digital, me ha llamado particularmente la atención una frase de Narciso Michavila, presidente de GAD3: “Nunca he visto un hundimiento de la izquierda en las encuestas como ahora”.
Michavila lleva más de dos décadas dedicado al análisis electoral y casi siempre acertando, así que dato tendrá de sobra para sustentar su lapidaria afirmación.
Seguro que el PSOE y sus cómplices se están desplomando en intención de voto, pero no me sorprende en absoluto. Es lo lógico, lo esperable, con tanta puta, tanta mangancia, tanto descaro y tanta corrupción.
Lo que me espeluzna es que el naufragio no haya producido antes, que hasta hace unos días Sánchez y su cuadrilla de delincuentes hayan seguido contando -de acuerdo con los sondeos- con la fidelidad perruna de más de seis millones de españoles.
Con la devoción sectaria de ciudadanos que, parapetados en la fábula de que viene la derecha, se hacen selfies con el etarra Otegi, abrazan como progresista al xenófobo Puigdemont, han aplauden las piruetas del mentiroso amo del PSOE y bendicen los latrocinios de sus parientes. Un inmenso rebaño de panolis a los que les mean encima y cantan a coro que llueve.
Porque lo de estos facinerosos no es nuevo. No son desaprensivos que se hayan corrompido en el ejercicio del poder y con el paso del tiempo.
Desde el primer día, incluso antes de llegar al poder gracias a una moción de censura apuntalada por etarras y golpistas, tenían la intención de mangar. En el más amplio sentido del término y en todas sus modalidades.
Su escalada previa dentro del PSOE estuvo marcada por episodios deleznables, que incluyeron manipulación de papeletas en las primarias internas y urnas trucadas en el Comité Federal.
Y apenas hacerse con la sede-puticlub de Ferraz, ya estaban enchufando al hermano músico y pillando comisiones ilegales en regiones como Navarra.
Una vez en La Moncloa, el latrocinio se desbocó trufado de furgones de putas, cenas con cocaína y polvos por catálogo estilo Tito Berni, ‘sobrinas pilinguis’ en la empresa pública, petroleo chavista y mucho más.
Es esto último y en concreto lo que ha aflorado sobre Cerdán, segundo secretario de Organización en la pomada, lo que parece haber reventado el muro del ‘búnker monclovita’, pero es que mucho antes tuvimos el volcán de la Palma, el saqueo de las mascarillas, el Gran Apagón, el descarrile de trenes y hasta la certeza de que el Nº-1 seguía luciendo palmito en Bollywood, cuando morían ahogados los desventurados de la DANA.
Lo de la amnistía ilegal a Puigdemont y a 400 golpistas aprobada por Cándido y otros cinco secuaces de Sanchez en el Tribunal Constitucional, sólo es el último episodio de una corrupción interminable.
Seguro que sale algo más este mes de julio y en el otoño vamos a elecciones.