Un escándalo sacude a la policía de La Pampa: el comisario Cristian Galván, jefe de la subcomisaría de Lonquimay, utilizó a seis detenidos como personal de servicio en su fiesta de casamiento en mayo de 2024. Los presos —sin custodia— prepararon el asado, sirvieron a los invitados y limpiaron el salón ubicado a una cuadra de la comisaría, para luego regresar por su cuenta a las celdas.
El hecho salió a la luz cuando testigos revelaron que los detenidos trabajaron durante horas en el evento, incluido uno que "se encargó del cordero". En el juicio celebrado esta semana, varios internos confirmaron su participación, aunque con versiones contradictorias. Uno admitió entre lágrimas: "Fui a hacer el cordero", mientras otro aseguró haber sido mozo.
Galván, quien alegó que la denuncia responde a una "interna policial", enfrenta una condena de hasta 1 año y 3 meses de prisión condicional por incumplimiento de deberes. El fiscal destacó que el oficial "tuvo suerte de que ningún preso escapara". La sentencia se conocerá el 28 de julio.
El caso, mezcla de abuso de poder y surrealismo, incluyó otro dato insólito: un detenido —estudiante de veterinaria— confesó que también cuidaba el caballo del comisario, usado para desfiles patrios.
