Tengo la impresión de que tenemos elecciones generales a la vuelta de la esquina. A la del verano para ser precisos.
No porque Sánchez quiera, porque si de él y de los que como Zapatero se están forrando como comisionistas del régimen, no iríamos a las urnas ni en 2027.
Las encuestas son amargas para el marido de Begoña, a quien por fin parecen erosionar la tentacular corrupción del PSOE y los incontables chanchullos de su voraz parentela.
Los sondeos de este fin de semana daban de media unos 115 diputados a los socialistas, que unidos a los que reúnen Sumar y los compinches periféricos apenas llegan a 150, menos de los que atribuyen a los populares.
VOX sigue subiendo y se acerca a los 40 escaños.
Con esos datos parece claro que Sánchez saldrá escopetazo de La Moncloa en cuanto los ciudadanos tengamos ocasión de acercarnos a las urnas, pero siempre hay margen para las sorpresas, sobre todo si son desagradable.
No descarten que el ‘capo’, como hizo el 23 de julio de 2023, se busque una fecha rocambolesca para tirar la moneda al aire, confiando en que el personal ande despistado o de vacaciones.
Y tampoco excluyan que el centroderecha, que tiene una capacidad infinita de pifiarla, se pegue un tiro en el pie, repitiendo mamonadas como la que protagonizaron hace dos años María Guardiola y otros desubicados.
Incluso con eso, veo complicado que al amo del PSOE vuelva a funcionarle la triquiñuela y sea capaz de reeditar la Coalición Frankenstein.
Pero no dejemos nada al albur. Nos jugamos demasiado y en esencial que PP y VOX se pongan las pilas.
Sabiendo que Feijóo y Abascal tienen una legión de asesores con más conocimientos que yo, me voy a atrever desde aquí a darles unos consejos.
El primero y más relevante es que miren hacia delante y no hacia los lados. Cierto que hay un rosario de reproches que echarse a la cara y que Rajoy puedo hacer y no hizo, pero piensen en nosotros y propongan.
Con decir que Sánchez es muy malo, que lo es, no basta.
Ideas, sugerencias y planes con la tesis de que España tiene arreglo y de que no van a llegar ustedes a reparar los destrozos de esta cuadrilla, sino a darle la vuelta completa al país.
Frente al remedo de ‘Frente Popular’ que presentará la izquierda, lo más eficaz electoralmente sería una serie de pactos provinciales que eviten la dispersión estéril del voto.
Pero eso es muy complicado, por lo que nos basta con que VOX y PP no se tiren de los pelos, ni se insulten en campaña.
Y si los de Abascal pasan de 40 escaños, que es bastante probable, al Gobierno de coalición con Feijóo y a cumplir lo que puedan de todo lo que han prometido.
Que no es poco.
