A sus 38 años, Cristian ha convertido su sensibilidad y sus experiencias paranormales en una vocación con la que afirma “transforma vidas”. Guía a quienes buscan consuelo con la convicción de que su labor es “un servicio para el alma”.
“Cuando la gente quiere hacer una sesión con un médium es porque desea volver a sentir a su ser querido o recibir un mensaje suyo”, explica.