Mientras en Jalisco se presume que más del 70% de las aguas residuales reciben tratamiento, en Autlán la realidad es muy distinta: las dos plantas de tratamiento están fuera de operación, lo que significa que toda el agua sucia del municipio se descarga sin sanear, lo que pone en riesgo la salud, contamina los ecosistemas y afecta a comunidades río abajo.