Especialmente en USA diversas investigaciones han constatado la relación entre la fe y la curación. Un estudio de la Facultad de Medicina de Dartmouth reveló que la probabilidad de pacientes cardíacos murieran tras una cirugía era 14 veces más entre aquellos que no encontraban confort en la religión. En un plazo de 6 meses después de la cirugía, 21 pacientes murieron – pero entre los 37 que se declararon “profundamente religiosos” no ocurrió ninguna muerte. Otra investigación (Duke) probó que la religión de hecho hace bien a la salud. Los investigadores acompañaron un grupo de ancianos que va a la iglesia una vez a la semana y ora o lee la Biblia por lo menos una vez al día. La sorpresa fue que, entre los feligreses, la incidencia de hipertensión es un 40% menor que entre grupos de la misma edad, pero sin la misma fe. Actualmente hay más de dos centenas de estudios que apuntan la fe como un buen remedio contra todo tipo de enfermedad – desde el insomnio hasta graves problemas cardíacos